lunes, 16 de marzo de 2009

Partiendo desde Drebkau

Bergen Schultz, vuestro guía, es un tipo callado y silencioso, aparentemente ajeno a cualquier distracción que no sea su trabajo de guiaros sanos y salvos por las montañas hacia el destino que le dijisteis. Incluso el locuaz Nicolas Klaus apenas logra sacar algunas frases de Bergen, pese a amartillarlo con preguntas sobre la zona y las costumbres locales, hasta que Nicolas se cansa de tan poca colaboración.

El viaje os lleva ladera hacia arriba por un agreste camino jalonado de arbustos y formaciones rocosas graníticas. Las primeras horas del viaje una vez habeis partido de Drebkau, según va subiendo el sol, el trayecto es rápido y sin problemas. Pero según van pasando las horas y vais dejando atrás los campos cultivados de Drebkau y las últimas cabañas de los granjeros y leñadores, se ve que los signos de civilización desaparecen con rapidez, y Bergen toma cada vez más precauciones.

Durante la mañana Bergen caza un pequeño roedor con su arco y os sirve como almuerzo matinal asado al fuego de una pequeña hoguera. Las alabanzas sobre el valor culinario del conejo de Nicolas Klaus apenas logran arrancar una leve sonrisa en el seco Bergen Schultz mientras mira dsitraidamente su pedazo de carne.

El viaje sigue hacia el sudeste, rodeando escarpadas formaciones rocosas que ocultan vuestro paso, es costoso pero nada que un duro enano no pueda soportar estoicamente. Bergen parece satisfecho de no estar escuchando lamentos de cansancio por vuestra parte, aunque hay que admitir que Jorek lo tiene más fácil a la hora de no soltar ni una palabra de queja.

Cuando se acerca la noche Bergen busca un sitio donde ocultaros de la vista de los extraños, y monta un pequeño campamento. "Esta será la última noche que podremos hacer fuego." -os comenta mientras mira hacia la oscuridad del valle- "Es muy probable que alguna banda errante de pieles verdes se mueva por la noche, posiblemente para atacar a otro asentamiento piel verde cercano, pero no quiero que por alguna indiscreción vuestra" -se gira y os mira lentamente mientras continúa- "nos puedan detectar y decidir cambiar de presa".

"Haré las últimas guardias, ya que es en esos momentos de la noche cuando los orcos suelen atacar, después de aprovechar las primeras horas para detectar alguna presa y organizar el ataque."

Empieza a preparar el lugar donde dormirá las primeras horas pero se para, se da la vuelta y, mirando fijamente a Goakh, aunque parece dirigirse a todo el grupo, dice "Una última cosa, os aconsejaría que no os alejeis nunca de mi ni me perdais de vista, soy lo único que os puede sacar con vida del valle visto como os moveis por el monte. Ni nunca os dividais, sereis más fácilmente cazados."

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